miércoles, 21 de octubre de 2009

Sin palabras

¿Que tipo de presión o mal arreglo hubo detrás del desistimiento en la acusación contra el diputaducho Celestino Rivera Hernández?

Este martes la noticia de boca del propio Celestino cayó como balde de agua fria cuando insistió en que la menor de 14 años, que presentó una denuncia penal en su contra por el delito de violación el pasado 22 de julio, se había desistido.

Muy ufano insistió en su inocencia y con una sonrisa cínica en su boca aseguró que la niña se había desistido, según una revelación indiscreta que le había hecho, no de manera oficial, el Agente del Ministerio Público en Tuxpan, donde le daba a conocer que la menor había dicho que siempre no.

Mucho se especula de cuál fue el medio por el que se llegó al resultado de este caso, se habla y se señala con el dedo al diputado de haber vendido, si VENDIDO, su voto a favor de la bursatilización a cambio de las pruebas y la acusación que se le hizo por el delito de violación, uno de los más reprobables que hay y con la agravante de haber sido cometido en contra de una niña de 14 años.

También se dice que la venta, que se vio condicionada por un momento, se concretó el día que se negó a firmar la acción de inconstitucionalidad en contra de la Bursatilización, pero se terminó de confirmar con su inasistencia a la Sesión de la Comisión Permanente, -en la que se autorizó regalar el Agrocentro-, donde era suplente, pues pese a encontrarse en el Palacio Legislativo prefirió agazaparse en su oficina.

Ahora el diputado respira tranquilo por la calle, mientras el padre de la menor admite que acudió al Juzgado de Tuxpan a retirar la denuncia.

Además de la especulación por el trueque del voto por la denuncia, también se habla de corrupción, tráfico de influencias, pago de facturas y hasta se recurre a la justificación de la politización de un caso, en el que se habla de una menor violada.

Será cierto, no se podrá saber, eso solo lo sabrán la niña y el diputado, lo cierto es que cuesta trabajo entender que una niña, de extracción indígena, de escasos 14 años, acuse por nada que un hombre la haya violado.

Cuesta trabajo creer que a un hombre, que llega con aliento alcohólico a seudotrabajar como diputado y al que se le señala de haber cometido este delito en ocasiones anteriores, se le acuse nada mas por "rencillas políticas" de un crimen como este.

Preocupa pensar que se sigue justificando y vendiendo la dignidad sexual de una niña, por intereses económicos y la obtención del poder; preocupa aún más que el derecho de las mujeres víctimas de violación siga siendo vulnerado por el actuar torpe, nefasto, falto de interés y negligente de la Procuraduria en manos de un misógino como Salvador Mikel Rivera.

Indigna y llena de frustración saber que este tipo de casos se seguirán presentando y preocupa que en los nuevos sucesos que se van registrando, como el de los asesinatos de mujeres en Isla Veracruz terminen en declaraciones de funcionarios donde justifiquen su ineptitud para dar resultados y lleguen hasta a cambiar el panorama para que las víctimas terminen como victimarias.

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